19 de enero de 2012

Mi ensalada

Uno. Exijo que las resultas petroleras, vía un fondo, se repartan entre los ciudadanos, por igual, en la medida que la economía esté en capacidad de absorber éstas sin causar desequilibrios macroeconómicos. 
Y se me responde: "Su idea es inviable porque culturalmente el venezolano no está preparado para esto y logísticamente habría tantas instancias para corromper el sistema. No solo eso sino las elites aventajadas culturalmente se aprovecharían de las asimetrías en su beneficio como siempre han hecho en este país. En alcohol, mujeres, tabaco y juego terminarían sus famosas regalías petroleras". 
En cuanto a lo de "corromper el sistema" el solo hecho de fijar los ojos de 30 millones de venezolanos en esa libreta de ahorros, produciría un manejo mucho más pulcro que toda la supervisión oficial de un Congreso y un Contralor General estrella. 
En cuanto a lo del "alcohol, mujeres, tabaco"... ¿No implica eso entonces que el voto de un venezolano, al elegir el cacique, estaría en función del alcohol, las mujeres y tabaco que se le ofrezca? ¿No es mejor que los venezolanos puedan consumir libremente sus vicios, con lo que les alcance su cuota parte de resultas, y no tengan que además prostituirse para eso, y con eso prostituirnos nuestra democracia? 
En cuanto a las "asimetrías", no me hagan reír. ¿Qué mayor fuente de asimetría que la de concentrar en un cacique, o como proponen algunos, en unos pocos caciquillos federales, todas nuestras resultas petroleras? 
Dos. A la diputada María Corina Machado hay que felicitarla por un excelente y oportuno llamado de atención al cacique, por su abusivo y largo auto-ensalzamiento de ego magullado. No obstante, no nos olvidemos que para muchos de nosotros, más abusivos que esos discursos, son las tantísimas promesas de los candidatos dirigidas a demostrar que ellos sí son capaces de administrar, para nuestro bien, nuestras resultas petroleras. Los primeros fastidian muchísimo, pero con las segundas, se declara la incompetencia del ciudadano. ¿Cuándo significará la oposición una verdadera nueva alternativa, en lugar de solo una muchísima mejor continuación? 
Tres. Como el héroe de una comiquita, de esas que con tanto gusto leíamos a escondidas en nuestra niñez, el mandatario nacional exclamó: "Ellos verán, pero nosotros no nos vamos a doblegar ante el imperialismo y sus tentáculos". El hecho que una expresión de esa naturaleza no cause mayor revuelo, refleja el ego inseguro de un poblado de individuos que han delegado el manejo del país en un héroe de comiquita. Sin duda, para pasar de ser un poblado tipo comiquitas a ser un país serio, necesitamos de la kriptonita de repartir a la ciudadanía sus resultas petroleras. 
Cuatro. Los fracasos de esta revolución en lo de la implementación, aún cuando suene increíble, superan hasta lo fracasado de sus fantasías ideológicas. Y por ello, el serrucho se les trancó. Llegado el momento de tener que abandonar el poder, de seguro que habrá unos cuantos muy interesados en que eso no ocurra, pero no tienen con qué impedirlo. Las fuerzas armadas venezolanas, no han ni remotamente llegado a esa locura de aceptar la idea de dispararles a compatriotas en masa, sólo para mantener algunos otros en el poder, tal como hemos visto ocurrir en países más retrasados. 
Cinco. ¿Quién controla la Lista Tascón? Lo digo por cuanto el precio que muchos camaleónicos oficialistas desearían pagar por el poder quedar incluidos en ella, sube día a día. Sólo véales los ojos. 

12 de enero de 2012

Propongo… ¡El rentismo!

En la revista Debates IESA, de Enero 1998, publiqué un ensayo titulado “El Rentismo: Un modelo viable para Venezuela”. Ahí sugerí la posibilidad que, contrario a lo que es la costumbre nacional de hablar mal sobre el rentismo petrolero, visualizásemos la posibilidad de convertir a los venezolanos en unos buenos rentistas. 
Un modelo rentista no tiene nada que ver con una actitud facilista o de vagabundo. Todo lo contrario. Un modelo rentista obliga tanto al ahorro como a la formación de un sólido carácter que sepa asumir de forma responsable el manejo de la riqueza en pro de futuras generaciones. El buen rentista vive de las rentas y no se come el capital, o el petróleo. 
Y ese artículo fue antes de este gobierno y esta bonanza… ¿Cuanto no podría hoy haber en una cuenta de capitalización individual de cada ciudadano venezolano si las resultas petroleras no hubiesen sido entregadas al cacique de turno? La cifra, dependiendo de la capitalización lograda, sería, o como para llorar, o para matar. 
¿Y de que viviríamos? De lo que vive un país normal, de su trabajo, entre los cuales, en nuestro caso, estaría también el de cuidar los capitales. 
Cierto, si bien ser un país petrolero dificulta ser competitivo en otras actividades económicas que compiten internacionalmente, especialmente cuando los precios petroleros son altos, eso no lo hace imposible. Por ejemplo, en lugar de buscar producir copias baratas de artesanías típicas con las cuales competir, hay que buscar darle un alto valor agregado a tales artesanías… y ejemplos de ese valor añadido que puede traspasar la barrera de una sobrevalorización cambiaria, hay muchos en nuestro país… sólo que aún no suficientes. 
Pero el buscar valor agregado significa escalar en el desarrollo y no bajar al primitivismo. Y eso jamás lo lograremos si continuamos aceptando el “agarrar algo aun cuando sea fallo”, sin querer darnos cuenta que eso sólo nos condena a quedar fallos de por siempre. 
Yo espero del próximo presidente muchas cosas… mejor dicho, espero que haga muy pocas cosas, pero bien hechas. 
Entre lo que espero se encuentra por supuesto que desde el primer momento apoye que las leyes se cumplan de manera legal, y que haga de todo para colaborar en lograr una básica seguridad ciudadana… y sin lo cual estamos todos condenados a terminar cloacalizados. 
E igual espero una información absolutamente precisa sobre el valor real de las resultas petroleras que extraemos del subsuelo, día a día, y per cápita. El ocultamiento de tales cifras solo es el resultado de una componenda entre quienes tienen interés en evitar tener que dar una rendición de cuentas. 
E igual espero que el gobierno y el cacique de turno se dejen de subsidiar el consumo de los capitales y se dejen de decidir en que hemos de despilfarrar o agarrar fallo. ¡Ni un litro de gasolina regalada mas, y ni un dólar preferencial, a nadie y para nada! A quienes queden demasiados afectados habrá que, por supuesto, darles un ingreso compensatorio. Simplemente no podemos seguir siendo el país de la gasolina gratis o del Bazar Recadi o del Bazar Cadivi. Claro que quizás el cacique no podría lograrlo eso para el día de ponerse el plumaje… pero por lo menos debería intentarlo. 
Repito, lo ético es no ser unos malos rentistas y botar los capitales para así terminar teniendo que trabajar con sólo las uñas y nuestro sudor de frente. Lo ético y lógico es buscar ser buenos rentistas... jamás aceptando que se nos entregue algo fallo. 
El Universal
PD. Perdóname... pero "rentismo", cuando de lo que se trata es de liquidar activos naturales no renovables, es un término equivocado

5 de enero de 2012

El poblado que rehúsa ser país


Sin duda que las resultas petroleras nos han embrutecido como pueblo. Digo esto por cuanto cuando sugiero que tales resultas sean entregadas directamente a los ciudadanos, para que sean estos quienes las siembren, con frecuencia oigo barbaridades como... ¿y entonces con qué se construye y se limpian las calles? Obviamente, como pueblo, sufrimos de algún trastorno mental.

Y, el trastorno mental de un pueblo, es algo infinitamente más serio y dañino que el trastorno mental de un "Amado Líder", por poco o muy amado, o poco o muy líder que sea.

Por ejemplo, es como para acostar a todos los venezolanos sobre el sofá del psicólogo, para buscar entender cómo puedan creer que el país esté mejor por el hecho de que unos 500.000 barriles de petróleo se regale en gasolina u otros derivados, en el mercado doméstico. En una sociedad civilizada, un país, tamaña locura jamás estaría ocurriendo. En fin, parecemos ser solo un primitivo poblado que se rehúsa ser país.

Y nada más triste que ver un país desbarrancándose a cuenta de algo que si bien puede que no sea malévolo en su intención, sí lo es en cuanto a sus consecuencias, y una oposición política que dice poco o nada al respecto; y que principalmente compite en el terreno de ofrecer distintos rellenos de piñata, sin tampoco requerir de las contraprestaciones necesarias.

Todos los candidatos, se vanaglorian de estar recorriendo el país para enterarse de las necesidades del pueblo, y verle los ojos a sus electores. Eso no significa absolutamente nada, si en esos encuentros no se discute lo importante ni se dicen las verdades. Si estuviese yo en ese plan, no perdería un solo momento en explicarle a mis compatriotas que el regalar a los que consumen gasolina unos 40 millones de dólares diarios, más de lo que se gasta en todo el presupuesto de educación y salud, 8 veces el gasto en todas las misiones, es algo que nadie que quiere a su país debe permitir.

Igualmente no dejaría de repetirles, día tras día, a todos los electores venezolanos, especialmente a los que favorecen al gobierno de turno, que más de una década sin ajustes en los precios de la gasolina, evidencian un patriotismo fraudulento y un engaño del pueblo, de gigantescas e históricas proporciones.

Por supuesto, aun cuando sea una madre de puntas de iceberg, no sugiero que el precio de la gasolina, sea nuestro único problema. Ni mucho menos sugiero que se aumente el precio de la gasolina para aumentarle el poder a un gobierno excesivamente empoderado. ¡No! Por cuanto la construcción de un país no se hace con gobiernos sino con ciudadanos, necesitamos arrebatarles a nuestros gobernantes todas nuestras resultas petroleras.

Por lo que sí ruego, es que nos dejemos de ser un poblado y tratemos de ser un país de verdad, asumiendo nuestras responsabilidades y abandonando ese vivapepismo del cual frecuentemente nos orgullecemos, hasta públicamente, cuán inmaduros adolescentes, llenos de un acné que causa pena ajena.

Claro que necesitamos educación, pero... ¿dónde están todos los maestros que les enseñarán a nuestros hijos lo que se debe y lo que no se debe hacer en un país? Para comenzar ni siquiera nuestros candidatos, de lado y lado, parece que lo aprendieron. La libertad no es gratuita, hay que defenderla, y no solamente ante el enemigo. La solidaridad comienza con la solidaridad con el país.